Fernando tiene 36 años y siente que con cada historia nueva que vive, retorna a su niñez.
Él acaba de ser despedido del trabajo de sus sueños, pero fue justo antes de cumplirlos. Laboraba en un lugar de mucha competitividad, que le brindaba la oportunidad de obtener muchos conocimientos, había compromiso de su parte como correspondencia de un ambiente que le brindaba "seguridad", solo que él no contaba con que para sus jefes, él no reunía las habilidades necesarias para seguir creciendo en dicha organización, y lo despidieron.
¿Sabes qué pasa por la mente de Fernando? Que empieza a conectar con el niño aquel que durante la hora de educación física, en las que formaban el equipo de fútbol, nadie lo elegía. Terminaba siendo la pieza sobrante de un montón de niños con mucha más capacidad física que él, y si tenía mucha suerte, entraba como portero.
También recordó a aquella chica que le gustaba mucho y con la que compartió momentos maravillosos, para luego darse cuenta que ella terminó locamente enamorada de otro.
Fernando comenzó a asociar eventos en los que el rechazo eran la premisa-y de repente- se comenzó a sentir vacío e insuficiente, la sensación de que algo no andaba bien en él, de que no cabía en el mundo de otras personas.
Ante los sucesos que nos acontecen la mente comienza a hacer asociaciones que tienden más a la generalización, que a la discriminación, con la finalidad de hacer un ahorro de análisis y síntesis que podríamos denominar «pragmatismo mental» ¿Qué debe hacerse para mitigar ese fenómeno? Usar la discriminación, que no es más que recordar aquellos eventos donde sí se fue elegido, y sigo con Fernando.
Fernando está casado con una mujer maravillosa que al enterarse de lo que le ocurrió a nivel laboral, lo esperó con una cena de su comida favorita, le dejó a la vista todos los trofeos obtenidos en sus campeonatos de ajedrez, le puso un vídeo donde le hablaba su madre diciéndole que era su hijo favorito (aunque fuese hijo único), le dio el abrazo más fuerte que le han dado en su vida, como símbolo de un apoyo incondicional.
La intención de este escrito, no es más que hacerles saber, que en algunos momentos no formarás parte de un equipo, pero habrá otros en el que serás el campeón de los partidos de ajedrez.
No siempre te elegirán, no siempre te quedarás sin que te elijan. Sigue apostando a lo que en realidad tienes talento y te apasiona, sigue apostando adonde en realidad puedas tener el amor en todo su esplendor.
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