sábado, octubre 22, 2016

Un bisiesto más o uno menos

El bisiesto, ese año donde febrero se antoja de un día más, donde pasa del mágico veintiocho a un fatídico veintinueve que no termina de convencerme. 

Los bisiestos han representado para mí, años de grandes pérdidas y consecuentes lecciones, este año pensé que podría ser diferente y le quité el enfoque, me olvidé que era bisiesto pero lo que me ocurría me lo iba recordando. En psicología hay una máxima que se atribuye a la atención selectiva "Donde está tu atención, estás tú" esto aplica para los aspectos positivos o negativos. 

El bisiesto del 1996 murió mi padre, no había analizado los años con ese detalle hasta que llegó el 2012 (fatídico) y este 2016 que le ha dado  grandes movimientos a mi vida "Si no cambias, te cambian"  ante esa premisa suelo propiciar los cambios para que no me tomen de imprevisto y sean de alguna manera leves, esa técnica me ha funcionado, aunque hay circunstancias que indefectiblemente representan una sorpresa.  

Cuando sumo 2016 se transforma en un gran nueve y eso me hizo darle una connotación especial, trataba de autoconvencerme de que eso mitigaría un poco su efecto-pero no fue así-no ha terminado el año y ando caminando como si estuviera descalza, sobre un piso cubierto de vidrios "Me preparo para lo peor, esperando lo mejor". 

El bisiesto seguirá siendo el año de las revelaciones, de los amigos que son realmente enemigos,  de los amores que son rencores, de las oportunidades que son espejismos, de verle la cara de frente a la maldad y darle su sitial en el mundo de las cosas, de aceptarla como condición humana, para seguir apostando a que siempre se puede elegir ser mejor persona. 

Cuando veas de frente la maldad, no te olvides saludarla, ella quiere que la veas para demostrarte, que la única manera de ser mejor que ella, es que la apartes de tu espejo. 

¡Bendito bisiesto!


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