“No necesitaba años junto a ti, para entender las señales
del amor…el nuestro”
Te conocía, juro por el universo que lo hacía, sé que para
ti jurar es una palabra odiosa o innecesaria, para mí es la manera de tocarte
el cuerpo con palabras, en mi hipérbole solo quiero que sientas, que mis dudas
nunca fueron de tus sentimientos, era de tu incapacidad de dar todo por ellos. En
algún momento defendí que quien amaba, era capaz de cualquier cosa por estar
con la persona objeto del deseo, pero luego me di cuenta que la falta es una
forma de sentir el amor, esa necesidad irrefrenable de dejar en pausa esa
sensación, es como congelar un orgasmo el mayor tiempo posible.
Eres quien conoce mis lágrimas y mis risas, mis silencios más
ruidosos, eres la mirada esquiva de una cita a ciegas, eres la hora que nunca
dio el reloj, eres la foto del mejor atardecer, eres el vicio que se niega a
ceder, eres la comunicación perfecta de un lenguaje que nos inventamos una
noche de Julio.
Te conozco, porque me reconozco en ti, sé que corres en
reversa cuando te acercas a lo esperado-eres lo que nunca se atrevió- y la que
en dejó en azul una historia que era color rosa.
Los grandes amores no terminan, solo se quedan renaciendo en
los ojos de otra gente. De los grandes amores solo hay que tomar todas esas explosivas
sensaciones y reproducirlas en otros cuerpos, en otros besos, en otras almas.
Mi cómplice, eternamente mi cómplice. Siempre serás el sin
fin de causalidades, que me hicieron creer en la vida después de la muerte.
La magia nunca se va a perder, la dejé plasmada en cada palabra que iba dedicada a ti.
Gracias por haber entrado en mi vida y haber salido, sin
desordenármela.
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