sábado, octubre 06, 2012

CUANDO LOS SUEÑOS VENCEN EL MIEDO




Solo una pequeña esperanza de vida puede generar resultados, todo lo que tiene posibilidad de respirar y bombear sangre es sin duda un ser vivo, así la sangre no sea de color rojo.

Un día alguien cuenta un sueño -solo el título- porque los detalles se fueron tejiendo en vigilia, muchos sueños quedan almacenados de tal manera que para recordarlos se tienen que llevar a la realidad-como especie de dejá vu- muchos se fueron identificando con ese sueño, le empezaron a encontrar sentido armándolo como una especie de rompecabezas, tenía ingredientes que generaban recetas para paladares finos, eran exquisiteces que generaban en las papilas gustativas unas reacciones que desconocía y a otros, la sensación de haberlo probado antes-en su niñez-en esa etapa de las mejores remembranzas; todas las emociones mostraban júbilo, alegría, complicidad, simpatía, anhelo, fuerza de la que empuja hacía algo más placentero.

En el recorrido de dicho sueño, ese alguien conversaba de paisajes que aunque conocidos, los narraba como si estuvieran escondidos en el alma de algún lugareño, habían especies que distinguir, pero él las nombraba como si era la misma con distintas miradas, usó los símbolos pero de una manera enaltecida, colocado en el lugar perfecto, el sitio de donde salen los pensamientos ¿Nos estará invitando a reflexionar? ¿Nos estará invitando a razonar? ¿Será la eterna lucha del hombre entre la razón y la emoción? Ese símbolo era capaz de llevarse en la cumbre del cuerpo humano, en la azotea, en su cabeza, la cual es la portadora de su cerebro-su máquina perfecta- la que por tradición se conoce por pensadora, siendo también el centro emocional, ahí está todo, lo del corazón es simbolismo de inocentes que no conocen que el corazón no piensa, no siente; el corazón trabaja por si solo para generar vida sin sentido si no se tiene un cerebro activo. Con la muerte cerebral se vive, pero esa vida no es la deseada por alguien que quiere sentir, eso de estar sujeto a aparatos que nada meritorio hacen por ese cuerpo deseoso de hallarse o de terminar de morir.

¿De qué sirve tener un corazón sin un cerebro que funcione? Eso lo podría responder Cerati desde su lejanía del mundo, desde su vida atada a la tecnología y al egoísmo de algunos.

Nuestro país está atado a un corazón, pero las máquinas que mantenían su vida están dejando de funcionar. El cerebro está dando señales de vida porque le colocaron una esperanza tricolor encima de el. Existir con miedo o atado a una máquina no es una forma digna de vivir. 

Petry Rodríguez.

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