Un especial, en el buen sentido de la palabra. Mientras escribo esta nota me cargo de mucho silencio, son pausas alternadas donde sueño tu cara y de cuando en vez, tu cuerpo; mis fantasías viajan a mil por horas entre un cielo azul con un sol radiante o el que con su mejor capa oscura colmado de estrellas, logra darle protagonismo a la luna.
Cuando escribo, logro acallar mi mente, y de repente mi cuerpo hace maromas con tu piel, sin que tú sepas que estás, mientras yo cuento tus besos. Muchas veces nos encontramos sin saberlo, más fuerte que el viento, sin la prisa desesperada con la calma en lo cierto.
Eres tan noche cuando necesito paz, eres tan día cuando requiero energía, eres tan fuego cuando siento frío, eres tan mar cuando busco alivio. Eres lo dulce que mi paladar precisa cuando el clamor amargo inunda mis papilas. Sabes ser lo que mi corazón reclama, sin esperar el grito que anuncia el drama.
Una persona es muy especial cuando le miran como ningunos otros ojos lo hicieron, porque encaja perfectamente en un mundo ajeno cual pieza de lego, porque entre tanta gente tú llevas el traje adecuado para la fiesta a que acude la persona que te ha de amar, porque el ritmo de tus pasos anda al unísono de quien te ama y un día descubren, que eran sonidos provenientes de los latidos de su corazón.
Eres especial porque así te puse yo en mi mundo, en el sitio predilecto, en el mejor de los mejores, en el que un día me hace llorar a cántaros pero también desternillarme de la risa, eres mi cómplice eterno y prometo siempre hacerte reír aunque de vez en cuando, solo de vez en cuando...te arranque un dejo de tristeza, sin quererlo o tal vez queriendo.
Te amo siendo luz y sobre todo cuando eres sombra, porque será ahí, cuando más me necesites.
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