sábado, diciembre 03, 2016

Miedo a morir, miedo a vivir

No nos atrevemos a vivir por el miedo a morir, no nos hemos dado cuenta que nos envenenamos de todo, para que no nos pase nada.

Vivimos con la muerte mirándonos de frente-y nosotros-en la eterna búsqueda de esquivarla, le hacemos fintas que ella no se come, solo asiente como quien lo sabe todo, pero no le gusta discutir.

La muerte se razona con el fin de apreciar la vida, aprendemos a equivocarnos más, le ponemos tarea a nuestra sensaciones y empezamos a probar nuestros sentidos, como si nos dijeran que tenemos cinco minutos para tomar todo lo que queramos de nuestra tienda favorita.

Saber que tenemos una fecha precisa para morir, es como cuando tomas una cita o un número en el banco, es lo más cercano a la vida que tendremos, se acaban las postergaciones y los estrenos para una fecha futura, empiezas a pedir perdón sin importarte que el otro piense que eres un tonto o falto de dignidad, te provoca hacer el amor hasta quedar sin aliento, eres capaz de gritarle al chico que siempre te gustó que crees que es el amor de tu vida, te comes todos los helados y donas que te impedirían ponerte tu traje de baño de una forma presentable, te bañarías en la playa sin importarte si tus gluteos danzan por cuenta propia...te atreverías. 

Para vivir, solo hace falta que alguien nos de la certeza que moriremos; no nos basta con saberlo desde que nacemos, ni ver morir a tanta gente.

Pedimos una fecha de muerte, como si eso nos diera garantía de la vida, así somos los humanos, un poco ilusos...hasta para morir.