martes, febrero 25, 2020

YA NOS CONOCÍAMOS



Era de noche, solo la luz de la luna tenía la posibilidad de mostrar un camino, unos pasos se acercaban a mí-no los veía-pero escuchaba el sonido de la confianza, como si de pronto supiera que era aquel que me cuidaría el alma. 


Él, un hombre determinante, de mirada tierna aunque sostenida, al momento de toparnos era como si de pronto hubiesen ondas expansivas que me hicieron perder por segundos la razón.

 ¿Te conozco?-dijo él- me conoces-respondí, una sonrisa tímida se dibujó en ambos rostros, como señal de que habíamos entendido todo.

Las palabras suelen ser la confusión de todo lo que antes ya se había dicho con la piel, no podríamos estar más seguros de aquello que nos habíamos expresado mucho antes de la primera sílaba. Hubo un extraño silencio que resultaba muy cómodo-no me quería ir y al parecer él tampoco-no sé cuanto tiempo transcurrió, lo que si recuerdo es que desde allí no hemos dejado de atendernos, de hacernos saber, de acompañarnos, de abrazarnos sin dejarnos ir y con unos sueños que se parecen tanto, que ahora no dudo que esa parte que consideraba vacía de mi cama...siempre la ocupó. 

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