El nexo que “une” con firma notariada-el
matrimonio-en el aspecto legal viene a representar una serie de deberes y
derechos que conforman una sociedad y existen los más osados que lo llevan al campo
religioso, con el tan conocido “Acepta usted por esposa (o) para amarlo y
respetarlo (a)…” en la actualidad los homosexuales luchan por ese derecho en
cualquier parte del mundo; ahora bien, en el plano que a mí me compete como
psicóloga, planeo desarrollar la respuesta como si fuese un examen que no
admite dos alternativas simples.
¿Qué ocurre antes del “si” acepto? ¿Qué
ocurre después del “si” acepto? ¿En realidad cambia algo a nivel relacional? El
compromiso que se adquiere con el matrimonio le hago el símil con una autopista
ancha de doble vía, donde los canales de ida y vuelta, cuentan con la misma
cantidad de paños y que de acuerdo a la ley del equilibrio, así debería
mantenerse para preservar el “hasta que la muerte nos separe” he escuchado
comentarios de personas donde toman el contrato matrimonial como un boleto para
no quedar desprovistos en el divorcio ¿Suena contradictorio verdad? –Me caso
para tener algo legalmente cuando me divorcie- parece el cuento de qué fue
primero ¿El huevo o la gallina?
La palabra aceptar involucra una renuncia
a todo lo demás ¿Lo habías notado así? Si tú compras un carro, estás dejando de
comprar el otro millón de carros que hay disponibles en el mercado, cuando
aceptamos algo, estamos descartando las demás opciones y eso ocurre para muchas
cosas en la vida. La aceptación o
rechazo son determinantes para un momento pero afortunadamente no para toda la
existencia, si en un momento creíste que el amor de tu vida sabe a fresa por lo
ácido, rojo y fresco pero luego te
parece que sabe mejor a chocolate por lo suave, oscuro y dulce; has probado tu
propia capacidad de aceptar y de luego cambiar de opinión, eso te hace tan
humano como cualquiera-ahora bien-si en tus valores se encuentra el ACEPTAR con
todo lo que la palabra indica, eso quiere decir que aunque ya no te guste la
fresa, te la comes porque la aceptas.
En la vida cotidiana nos toparemos con
muchos “Si acepto” o “No acepto” sin contrato por medio, esas personas que difieren
de tus conceptos, creencias, opiniones sin el interés genuino de aceptarte y en
ocasiones con el prejuicio palpable del rechazo a priori por cualquiera sea tu posición.
En mi condición de psicóloga, me topo cada día con personas que necesitan recibir
de mi parte un acepto, con una capacidad casi inagotable de mostrarme más
argumentos que el juicio de O.J Simpson, buscando que de mis dedos salga un “Tienes
toda la razón” como si lo importante de todo esto no pasó-desapercibido-a un
segundo plano, no se trata de un rechazo a mi postura, el meollo aquí consiste
en que aceptaste y rechazaste sin percatarte que el otro nunca tuvo interés en
firmar un contrato de matrimonio…contigo.
Escribir y leer no aduce a compromiso-solo
aceptas o no-sin la intención de penetrar la mente ajena como si fuese un acto
violatorio.
“Buscando fehacientemente
que el otro pierda la razón, no te has dado cuenta que no encuentras la tuya”
“El uso progresivo de la
fuerza es inversamente proporcional al uso de la inteligencia”
“Ni el matrimonio, ni las
ideas, ni las religiones serán introducidas a la fuerza en una mente que conoce
la salida del laberinto”
Petry Rodríguez.
Nota: Las preguntas de lo que ocurre
antes y después del “Si acepto”, las estaré leyendo gustosamente de quienes la
quieran compartir.
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