miércoles, marzo 16, 2016

¿ME ACEPTAS?

El nexo que “une” con firma notariada-el matrimonio-en el aspecto legal viene a representar una serie de deberes y derechos que conforman una sociedad y existen los más osados que lo llevan al campo religioso, con el tan conocido “Acepta usted por esposa (o) para amarlo y respetarlo (a)…” en la actualidad los homosexuales luchan por ese derecho en cualquier parte del mundo; ahora bien, en el plano que a mí me compete como psicóloga, planeo desarrollar la respuesta como si fuese un examen que no admite dos alternativas simples.

¿Qué ocurre antes del “si” acepto? ¿Qué ocurre después del “si” acepto? ¿En realidad cambia algo a nivel relacional? El compromiso que se adquiere con el matrimonio le hago el símil con una autopista ancha de doble vía, donde los canales de ida y vuelta, cuentan con la misma cantidad de paños y que de acuerdo a la ley del equilibrio, así debería mantenerse para preservar el “hasta que la muerte nos separe” he escuchado comentarios de personas donde toman el contrato matrimonial como un boleto para no quedar desprovistos en el divorcio ¿Suena contradictorio verdad? –Me caso para tener algo legalmente cuando me divorcie- parece el cuento de qué fue primero ¿El huevo o la gallina?

La palabra aceptar involucra una renuncia a todo lo demás ¿Lo habías notado así? Si tú compras un carro, estás dejando de comprar el otro millón de carros que hay disponibles en el mercado, cuando aceptamos algo, estamos descartando las demás opciones y eso ocurre para muchas cosas en la vida.  La aceptación o rechazo son determinantes para un momento pero afortunadamente no para toda la existencia, si en un momento creíste que el amor de tu vida sabe a fresa por lo ácido, rojo y  fresco pero luego te parece que sabe mejor a chocolate por lo suave, oscuro y dulce; has probado tu propia capacidad de aceptar y de luego cambiar de opinión, eso te hace tan humano como cualquiera-ahora bien-si en tus valores se encuentra el ACEPTAR con todo lo que la palabra indica, eso quiere decir que aunque ya no te guste la fresa, te la comes porque la aceptas.

En la vida cotidiana nos toparemos con muchos “Si acepto” o “No acepto” sin contrato por medio, esas personas que difieren de tus conceptos, creencias, opiniones sin el interés genuino de aceptarte y en ocasiones con el prejuicio palpable del rechazo a priori por cualquiera sea tu posición. En mi condición de psicóloga, me topo cada día con personas que necesitan recibir de mi parte un acepto, con una capacidad casi inagotable de mostrarme más argumentos que el juicio de O.J Simpson, buscando que de mis dedos salga un “Tienes toda la razón” como si lo importante de todo esto no pasó-desapercibido-a un segundo plano, no se trata de un rechazo a mi postura, el meollo aquí consiste en que aceptaste y rechazaste sin percatarte que el otro nunca tuvo interés en firmar un contrato de matrimonio…contigo.  
Escribir y leer no aduce a compromiso-solo aceptas o no-sin la intención de penetrar la mente ajena como si fuese un acto violatorio.

“Buscando fehacientemente que el otro pierda la razón, no te has dado cuenta que no encuentras la tuya”
“El uso progresivo de la fuerza es inversamente proporcional al uso de la inteligencia”
“Ni el matrimonio, ni las ideas, ni las religiones serán introducidas a la fuerza en una mente que conoce la salida del laberinto”


Petry Rodríguez.



Nota: Las preguntas de lo que ocurre antes y después del “Si acepto”,  las estaré leyendo gustosamente de quienes la quieran compartir.



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